Antes de que existiera cualquier convención en los sistemas de unidades o en las formas y métodos para medir, el hombre utilizaba como referencia las partes de su cuerpo para tomar medidas que le ayudaran a cuantificar sus necesidades.
La unidad de longitud normalizada más antigua registrada es el real codo egipcio, que data alrededor del 2700 AC y representaba la distancia que existe entre el codo y el dedo mayor de la mano. Pero las mediciones no abarcan solamente a los requerimientos de cotejar distancias. En relación directa al progreso de los pueblos está el progreso en su capacidad de medir. Junto con el desarrollo económico empieza a ser importante medir peso y volumen, y las unidades empiezan a diversificarse.
Durante el siglo XVII comienza a surgir en Europa la necesidad de unificar los distintos sistemas de medición que se utilizaban en la época, en favor de normalizar los intercambios del comercio y la industria. Hasta entonces cada país o región, tenía su propio sistema de unidades, en los que, a menudo, una misma denominación representaba un valor distinto en lugares y épocas diferentes.
En 1795 se crea en Francia, con fuerza de ley, el Sistema Métrico Decimal, el cual definía dos unidades básicas, el metro y el kilogramo. Para luego en noviembre de 1800 hacerse obligatorio prohibiendo la utilización de cualquier otro sistema de unidades en ese país.
A partir de este momento comienza el desarrollo de un sistema universal de unidades, que va de la mano de un desarrollo científico, cultural y comercial, del cual la República Argentina no se encuentra excluida.
Metrología en Argentina
En busca principalmente del desarrollo económico financiero, el 10 de septiembre de 1863 se sanciona en Argentina la ley n°52 que adopta para la República, el sistema de pesos y medidas métrico-decimal, con sus denominaciones técnicas, y sus múltiplos y submúltiplos. Esto incluía la confección de cuadros de equivalencia entre los pesos y medidas que estaban actualmente en uso en todas las Provincias y las del nuevo sistema; como igualmente textos de enseñanza, cuya adopción era obligatoria en todos los Colegios y Escuelas Nacionales.
De esta manera se comenzaba a hablar en Argentina en idioma metrológico que estaba en proceso de unificación universal.
Uno de los hechos más importantes de ese proceso de unificación, fue la convención del metro que se realizó en Paris el 20 de mayo de 1875, en donde se firmó el tratado que establecía la universalidad del sistema métrico-decimal y se creó el organismo que administrase y mantuviese los patrones para todo el mundo, la Oficina Internacional de Pesas y Medidas (BIPM).
Fueron 17 los estados fundadores que firmaron el primer tratado y entre esos países se encontraba la Argentina.
La firma de ese acuerdo implicaba un compromiso internacional que Argentina ratificó el 11 de julio de 1877 por medio de la ley n°845 dándole obligatoriedad a la implementación del sistema métrico-decimal para la realización de cualquier tipo de contrato o transacciones comercial.
La creación del BIPM no solo permitió administrar y mantener los patrones universales ya existentes, sino que fomento el desarrollo de un sistema de unidades más completo y con una fuerte orientación científico-tecnológica para el desarrollo de nuevas magnitudes y la materialización de sus unidades.
En 1960 a partir de la undécima Conferencia General de Pesas y Medidas se reconocieron 6 unidades físicas básicas y a partir de ellas sus unidades derivadas. Con ellas se creó el Sistema Internacional de Unidades (SI).
Las unidades básicas reconocidas en ese momento fueron:
- metro (m), unidad de longitud.
- kilogramo (kg), unidad de masa.
- segundo (s), unidad de tiempo.
- ampere (A), unidad de corriente eléctrica.
- kelvin (K), unidad de temperatura.
- candela (cd), unidad de intensidad luminosa.
El SI siguió desarrollándose y en el año 1971 se agregó una séptima unidad básica:
- mol(mol), unidad de cantidad de sustancia.
Competencia Técnica y Acreditación
Buscando instrumentar un sistema que permita a las empresas acceder a certificaciones que faciliten la colocación de los bienes y servicios en condiciones competitivas en el mercado interno y externo, y considerando entre otras cosas que la promoción de la calidad de los bienes y servicios es parte de un proceso de transformación social que da como garantía una mayor excelencia y organización, el 23 de agosto de 1994, se sanciona el decreto 1474/94 que crea el Sistema Nacional de Normas, Calidad y Certificación.
A través de este decreto se designa al IRAM como el organismo de normalización responsable de la emisión y actualización de las normas y se crea el Organismo Argentino de Acreditación (OAA), como entidad a nivel nacional responsable de la acreditación de los organismos de certificación de los sistemas de calidad, productos, servicios y procesos, de la acreditación de laboratorios de ensayo y de los laboratorios de calibración y de la certificación de auditores de sistemas de calidad.
De esta manera quedaba constituido un sistema nacional con la siguiente estructura:
Como se observa en el organigrama del sistema, en ningún momento se nombra a la metrología o a algún organismo metrológico como parte del sistema.
Y en concordancia con sus desarrollos separados y sin un objetivo metrológico general establecido, el INTI mediante la resolución 16/05 de su consejo directivo, emitida el 30 de septiembre de 2005, extiende el alcance del SAC a laboratorios que realicen mediciones de una o más magnitudes, por lo cual pasa a llamarse Servicio Argentino de Calibración y Medición, conservando las siglas SAC por razones históricas y organizativas.
De esta manera desde el punto de vista de los laboratorios de calibración y medición, quedaba planteada una estructura nacional, de un lado, con un organismo de acreditación (OAA) con reconocimiento internacional que acredita mediante el reconocimiento formal su competencia e imparcialidad, y del otro, con el Servicio Argentino de Calibración y Medición (SAC) que mediante auditorias de mantenimiento y control puede asegurar su competencia técnica, la trazabilidad de sus patrones de referencia y la validez de sus certificados e informes emitidos.
El OAA con el respaldo del decreto 1474/94 para ser el organismo responsable de acreditar a los laboratorios, y el INTI a través del SAC con el respaldo de la ley n°19511 para ser el organismo responsable de fomentar el desarrollo de laboratorios de calibración y medición.
Entonces, si ambos organismos aseguran la competencia técnica, la trazabilidad de los patrones y la validez de los certificados e informes emitidos, ¿cuál es la diferencia entre una acreditación y una supervisión? La diferencia sustancial más allá de algunos cambios administrativos radica en que el OAA es signatario de acuerdos de Reconocimiento Multilateral a nivel internacional en el ámbito de las siguientes organizaciones; ILAC, IAF, IAAC; La función de esos acuerdos es lograr que las mercaderías ensayadas por laboratorios y certificadas por organismos acreditados en un país sean aceptadas por otros países signatarios del acuerdo evitándose así barreras técnicas al comercio. A su vez al ser parte de esos organismos internacionales, el OAA es auditado y evaluado en sus funciones por esos mismos organismos.
Sistema nacional de calidad como política de estado
En busca de desarrollar una estructura más homogénea e interconectada entre los organismos que forman parte de la metrología y calidad de la Republica Argentina, el 23 de noviembre de 2018, bajo el decreto 1066/2018 se modifica el Sistema Nacional de Normas, Calidad y Certificación, en favor del Sistema Nacional de Calidad, incorporando a esta red al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) como institución responsable de la realización, mantenimiento y diseminación de los patrones nacionales de medida y de su reconocimiento internacional, y a la Comisión de Reglamentadores Técnicos (CRT), como comisión interministerial responsable de la articulación entre los organismos reglamentadores y de velar por el cumplimiento de Buenas Prácticas Reglamentarias.
Esta actualización permite ampliar el alcance del ahora Sistema Nacional de Calidad, buscando contener los requerimientos de toda la industria nacional y fomentar el desarrollo científico tecnológico en base a estándares internacionales.
Metrologicamente hablando, este Sistema Nacional de Calidad permite definir una cadena de trazabilidad a través de la cual la industria nacional puede asegurar la validez de los resultados de sus mediciones a través de una cadena ininterrumpida y documentada de calibraciones que permite relacionar sus instrumentos de medición con los patrones nacionales.